Estaba leyendo hace unos días una nota que apareció en la versión electrónica de la revista «The Atlantic Cities»sobre los estragos que podrían causar los fenómenos hidrometeorológicos extremos asociados al cambio climático. La nota hacía referencia  las consecuencias de la tormenta «Sandy» que golpeó la costa este de Estados Unidos hace unos meses. De ahí, la Asociación del Puerto de Boston realizó una investigación sobre escenarios de inundaciones en los próximos 100 años y los resultados son alarmantes.
No pretendo describir el caso del Puerto de Boston (abajo dejo la liga electrónica para quien le interese), sino simplemente invitar a una reflexión sobre las capacidades que tenemos en México para planear nuestras ciudades ante escenarios de cambio climático, en particular, las ciudades costeras. Me pregunto si los municipios del Golfo de México y Mar Caribe como Benito Juárez (Cancún), Isla Mujeres (incluida la parte continental), Tulum, Solidaridad, Campeche, Ciudad del Carmen, Veracruz Puerto, Boca del Río, Centro (Villahermosa), Coatzacoalcos, Minatitlán, Tampico, Matamoros; o bien los municipios del lado del Pacífico y Pacífico Centro Sur, como Tijuana, Rosarito, Ensenada, Los Cabos, Mazatlán, Escuinapa (donde por cierto se está edificando el desarrollo turístico Playa Espíritu), Ixtapa, Bahía de Banderas, el Puerto de Manzanillo, el Puerto de Lázaro Cárdenas, Acapulco, Huatulco, Tapachula, en fin… tantos municipios y tantas localidades costeras, grandes, medianas y pequeñas que están expuestas a huracanes, inundaciones y a la elevación del nivel del mar; ¿tendrán la capacidad de planear el desarrollo urbano futuro ante escenarios de cambio climático?
Todo está en nuestra contra: gobiernos municipales de tres años, un contrasentido para el proceso de planeación que es por definición un ejercicio de mediano y largo plazo; una búsqueda ansiosa por «bajar recursos» y construir obra pública, antes que planear el futuro; una rotación permanente de funcionarios municipales cada trienio, con lo que no se construyen capacidades ni un servicio civil municipal (tan necesario en las tareas de planeación urbana), Institutos Municipales de Planeación que apenas tiene presupuesto para operar y no suelen ser escuchados; una hacienda municipal en quiebra y limitadísima capacidad recaudatoria, rezagos en infraestructura, equipamiento y vivienda con los que tienen que lidiar día con día, entre muchos otros problemas que contribuyen a planear en la coyuntura y no en el futuro. ¡Qué esperanzas de pensar en planear ante escenarios de cambio climático! Ojalá me equivoque.
Espero sinceramente que el esfuerzo que muchos municipios están realizando para la elaboración de su Plan de Acción Climática Municipal (PACMUN), se traduzca no sólo en la construcción del Inventario de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero, sino en una palanca para planear las ciudades y lograr ciudades seguras y resilientes ante el cambio climático. Se requieren estrategias muy concretas de adaptación, desde adaptar plantas bajas, por ejemplo, hasta una «retirada» tierra adentro, es decir, reubicación de asentamientos humanos, entre muchas otras. ¿Quién está pensando en esto? Quienes sí estemos pensando, necesitamos interlocutores audaces en los gobiernos locales, para actuar desde ya.
Para conocer la nota de la Asociación del Puerto de Boston, véase
http://www.theatlanticcities.com/neighborhoods/2013/02/these-scary-maps-explain-what-sea-level-rise-will-mean-boston/4591
Para conocer la «Guía Municipal de Acciones Frente al Cambio Climático, con Énfasis en Desarrollo Urbano y Ordenamiento  Territorial», véase 
http://www.sedesol.gob.mx/work/models/SEDESOL/Resource/1867/1/images/Guia_Cambio_Climatico_26-10-12.pdf

Juan Carlos Zentella Gómez
Local & Global Ideas
Twitter: @jczentella